En una relación de matrimonio –e
incluso de noviazgo-, se producen problemas que podían haberse evitado si
fuéramos conscientes que existen grandes diferencias con nuestra pareja en la
manera de pensar, de creer, de sentir y de tomar decisiones. Todo esto debido a
varios factores, y aquí mencionaremos
los que consideramos más relevantes: en primera instancia, las diferencias
entre hombre y mujer, que por cuestiones de género, nos hacen totalmente
distintos.
Como algunos autores lo citan: “los hombres aman con la cabeza, las mujeres
con el corazón(1)”; por otra parte, la personalidad y el
carácter que se nos forma a partir del contexto en el que crecimos, los valores
y creencias aprendidos en casa, con la
educación de nuestros padres, nos hace ser personas distintas y únicas.
Es aquí donde se desarrollan gran
cantidad de conflictos y diferencias en la relación, al creer que lo que cada
uno aprendió en casa es lo correcto y así se deben de hacer las cosas. Cuando
tomas la decisión de hacer vida con la otra persona, lo primero que deberás
tomar en cuenta, es el empatar y respetar esas grandes diferencias.
Aunque pareciera sencillo no lo es y
aún más cuando alguna de las partes o, peor aún, ambas partes, quieren ganar, dando
pie al egoísmo por no querer ceder. Derivado de lo anterior será muy complicado
llegar a tener una conciliación o llegar a acuerdos pues se requiere de mucha
caridad, de ser empático, de respetar a la otra persona, de escuchar y de ceder,
y claro, de tomar una decisión dadora de vida.
Este tipo de acciones, si no se
resuelven a tiempo, pueden tener consecuencias muy graves, incluyendo el
divorcio.
Sabemos como se ha ido incrementando
el caso de divorcios en nuestro país. En 1980, por cada 100 matrimonios había 4
divorcios; en 1990 y 2000, esta cifra se elevó a poco más de 7 divorcios, para
2010 el número de divorcios por cada 100 matrimonios fue de 15, y, al 2013, se
registraron casi 19 divorcios por cada 100 matrimonios (2).
En nuestra relación hemos llegado a
tener discusiones debido a nuestras diferencias, prácticamente desde el inicio
de la relación, aunque la forma en que llegamos a tomar acuerdos para
solucionar estos detalles, también se ha ido mejorando, lo cual beneficia a
nuestra relación de pareja.
Un ejemplo de alguna diferencia que
hemos llegado a tener ocurrió en el momento en que decidimos repartir las
actividades de limpieza en el hogar. Uno de nosotros no estaba acostumbrado a participar en esas
labores, y el otro ayudaba y colaboraba con la limpieza en casa desde corta
edad. Entonces había una polaridad enorme, por tanto, fue motivo de varias
discusiones y disgustos. Uno de nosotros no cubría las expectativas de limpieza
y veía exagerada la situación, mientras el otro se sentía frustrado, abrumado y
decepcionado.
Al paso del tiempo nos hemos dado
cuenta que ninguno de los dos somos culpables de como aprendimos la limpieza en
casa, sino que así fuimos educados y hoy entendemos que ninguno de los dos está
mal, que es una gran diferencia que tenemos en nuestra relación y que tenemos algo por hacer.
El escucharnos, ser pacientes y
amorosos nos hace entender nuestras diferencias y raíces, lo que nos ayuda a
modificar nuestra manera de pensar respecto a este tema, nos ha llevado tiempo
y seguramente será algo en lo que constantemente trabajaremos, lo que hemos
acordado al momento y nos ha funcionado es que uno será más tolerante con el
orden y la limpieza, mientras el otro será más proactivo, esto nos ayuda a no
imponer y a equilibrar esa gran diferencia.
Ya para finalizar les dejamos unos consejos para vivir más acertadamente
nuestras diferencias y complementarnos mejor como hombre y mujer:
·Primero,
hay que aceptar realmente que hemos sido creados diferentes por Dios en
aspectos físicos y emocionales; pero iguales en DIGNIDAD; es decir, ni uno ni
otro es
superior como ser humano.
· Segundo,
respetar los valores propios.
· Tercero;
descubrir y apreciar lo que nos une y nos complementa.
·Y agregaríamos como cuarta: la Oración, ya
que para nosotros ha sido nuestra fortaleza
desde que decidimos ser novios, a
la luz de la oración hemos discernido gran parte de
nuestro proyecto de vida. Y
hoy creemos plenamente que Dios nos hizo compañeros del
camino, para ayudarnos,
acompañarnos y complementarnos.
(1) De Angelis, C. “Los hombres aman con la cabeza, las mujeres
con el corazón”. Argentina: Ed. El Mono Armado.
(2) Fuente: INEGI.
Estadística/Base de datos/Consulta interactiva de datos/Registros
Administrativos/Divorcios
Patty & José Miguel Madrigal
Encuentro de Novios San Luis
Potosí, México.
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