¿Recién
casados y aburridos? ¿Se acabó el romance y te cuesta aceptarlo? ¿Amas a tu
esposo(a) pero no se siente igual? ¿No te emociona estar con él/ella como
antes? ¿Se siente monotonía y desgaste? ¿De pronto ya no sientes las mismas
mariposas, ni deseo de agradarlo(a)? ¿Te
has preguntado si todo habrá acabado ya?
Si
has contestado “sí” en una o más preguntas arriba, quisiera yo hacerte otra: ¿A
poco de veras creíamos que el romance
del noviazgo o la pasión de nuestra luna de miel iba a durar para siempre? ¿A
quién queríamos engañar?
La buena noticia es que es muy probable que si te sientes así, estas
iniciando una nueva etapa en la que el Amor alcanza nuevas dimensiones. Te recuerdo
que no ha cambiado tu cónyuge, es que has cambiado tú, o al menos la forma
en cómo ves las cosas.
Para efectos prácticos de tu relación, tal vez
lo que quieras saber es cómo hacerle para
que en su relación haya más momentos de romance, alegría, ilusión, y menos de
decepción y desánimo. Aquí te compartimos 4 razones por las que llegamos a la
desilusión, y 4 tips para salir de esa fase.
* Sus EXPECTATIVAS del Romance Eterno.
Eso que nos da la sensación de felicidad, es una etapa del enamoramiento
y ¿qué crees? … fisiológicamente NO SE PUEDE ESTAR “enamorado” más de dos años.
Es un estado neurológico prácticamente imposible de mantener: la emoción de verlo todos los días,
mariposas en la panza, sudar y agitarse de emoción, verlo(a) “sin defectos”, no
poder quitarle las manos de encima, etc.
Todas las anteriores son conductas que vienen de un estado en el que
somos presas de una plétora de químicos y que, evolutivamente, han resultado
beneficiosas para la especie porque asegura su supervivencia. La realidad es
que los
neurotransmisores del romance, son cegadores: se ha comprobado que
tienen un efecto de disminuir la sensación del hambre y del sueño (sólo para
que te des una idea del alcance orgánico que tiene enamorarse). Tal vez sería más claro decir que el
enamoramiento no nos deja ver la realidad.
Sin embargo, no somos “sólo animales”, existe una naturaleza propia del
ser humano que son y que responde más allá de lo biológico, y que incluye
nuestras emociones y comportamientos. AMAR (que no enamorarse), necesita de la dimensión
emocional. Y falta que hablemos de la que trasciende hacia lo espiritual, y es
aquí donde tenemos la mayor potencialidad para Amar (pero ese es tema de otro
café).
Tip: Así que, ¡bórrense
de la cabeza la frase de: “…y vivieron
felices para siempre”. No es que tu pareja no sea tan “perfecto(a)” como
creías. Pasado el enamoramiento y la pasión, entras a otra etapa de la
relación. “Ce la vie” y “deal with it”. Mientras más pronto lo
aceptemos, más rápido encontraremos nuevas y maravillosas razones para seguir
casados. De otro modo estás destinado a estar cambiando constantemente de
relación después de una decepción y otra, en la que nunca encontrarás el “Amor”
-¡y menos!-, la felicidad eterna.
* Tus
prioridades no son EL o ELLA.
Algo
que en definitivo no ayuda, es nuestro estilo de vida en estos años. Estamos
más preocupados por “sobrevivir” al día a día, y hacemos proyectos económicos,
de viajes, de crecimiento profesional, y nos olvidamos de que el GRAN PROYECTO,
es el que tenemos con el esposo o la esposa que elegimos vivir toda la vida.
Cuando
le abrimos más espacio al trabajo, cuando le dedicamos más tiempo a los amigos
y hobbies, cuando invertimos más recursos a la casa que a los momentos para
interesarnos por él/ella, para compartir tiempo de calidad, para hacerle un
pequeño presente que muestre lo importante que es para nosotros… nuestra
relación ya perdió terreno.
Tip:
Si sientes desilusión por tu esposo o esposa,
antes de buscarle “los defectos que te decepcionan” (pero que, acéptalo, ya
tenía cuando te enamoraste y no te dieron problema), busca a esos ladrones que,
“de a poco”, se fueron robando tu relación.
¿Que
no estás de acuerdo? ¿Qué él/ella es lo más importante en tu vida? Pff… TE
RETO. Por ejemplo, la cena o la comida, ¿Defiendes esa hora en la agenda
incluso de las reuniones del trabajo, la familia de origen, las invitaciones de
las amigas y los cuates para pasarlo con él/ella? O, ¿Qué tal tu dinero?
¿Cuánto inviertes en cosas para ti? Y… ¿Cuánto inviertes en tu cónyuge?
Incluso, ¿Qué opinión, punto de vista te interesa más para un proyecto
importante? ¿El de tu mamá/papá? ¿El de tus cuates? ¿O el de tu pareja? Así es Hacer de tu esposo(a), tu verdadero PRIMER
LUGAR, no es fácil.
Ánimo.
* Monotonía:
La vorágine de compromisos y retos cotidianos.
A
veces, no es que no haya tiempo, o que no exista la confianza para abrirnos,
pero nos gana la rutina, el compromiso, el horario, el calendario. –“Claro que lo(a) amo, pero a qué hora y con
qué dinero nos vamos a un restaurant o a una escapada el fin de semana”-.
Ya
es un cliché, y lo hemos escuchado muchas veces pero vale la pena reiterarlo: hacer sentir amado(a) a tu esposo no
requiere de inversión económica.
Tips:
Si la forma en la que él/ella se siente amado(a)
son regalos, basta activar un poco la creatividad para que encontremos esos
pequeños detalles que le harán sentir la persona más especial para ti. El
tiempo de calidad que pasamos con él/ella, puede buscarse en momentos de
compromisos, por ejemplo: ir juntos al gimnasio, aprovechar los fines de semana
para convivir incluso en pijamas, leer un libro juntos y comentarlo, etc.
El
contacto físico es siempre indispensable, todos lo necesitamos, y para quienes
puedan sentir incomodidad en ello, vale la pena esforzarnos por tomarlo(a) de
la mano en el cine, pasarle el brazo en las reuniones, besos en la mañana y en
la noche, etc. Honestamente, ¿quién se resiste a una caricia, un beso dado con
ternura y cuidado, o a un contacto de complicidad? Ni se diga nuestra intimidad
física, en la que se vuelve indispensable la intimidad emocional y espiritual
que creamos antes y después.
Finalmente, estar atentos y amables para
ayudarle con sus día a día, con las tareas que tiene a diario, o con sus
responsabilidades y temas que le estresan, son clave para que en la rutina del
día, podamos sentirnos pertenecidos, valorados y cuidados por nuestro(a)
esposo(a).
*No están dialogando… profundamente.
No
es fácil dialogar, hay distintos niveles o profundidad en la comunicación de
pareja. A veces parece que “nos comunicamos mucho”, pero cuando este diálogo
consiste en intercambiar información (lo
que nos pasó, lo que ocurrió o vimos), no es un verdadero intercambio
íntimo.
Incluso
platicar sobre lo que pensamos, pues resulta en un nivel de más cercanía, pero
no de unidad e intimidad. ¿Cuántos de nosotros hablamos de nuestros
sentimientos? Incluso la pregunta nos resulta en ideas incómodas y es muy fácil
levantar barreras o mecanismos de defensa, porque compartir sentimientos nos
pone vulnerables. Recuerdo a un amigo que al respecto de su segunda esposa
decía: “es que no le puedo compartir
nada; todo lo que diga será usado en mi contra”. No se trata de buscar
culpables en un problema de comunicación, sino de encontrar vías en nuestro
diálogo para recuperar la confianza y compartir sentimientos en lo
cotidiano, en lo que me pasó en el trabajo, en la situación familiar, en las
ilusiones que me hago cuando pienso en el futuro, etc.
Tip:
Compartirse de verdad, no solo cuando vamos en
el carro, sino abrir espacios en nuestra agenda para hacerlo, es necesario para
estar re-descubriendo a nuestro cónyuge y nos da la oportunidad de volver a
sentir admiración (por sus luchas y esfuerzos), orgullo (por sus logros),
ternura y compasión (por sus experiencias), y verdaderamente alcanzar
sus sentimientos.
Hamlet y Susy Avilés.
“La Boda es un día, el Matrimonio… ¡toda la
Vida!
Apartado Nacional de Comunidad y Seguimiento